Flanear solito

matraga poesias February 8, 2018

Sin ti, yo voy por las calles de Buenos Aires.
Yo mi voy solo. Sin ti.
Tus ojos no mi acompañan
cuando mi voy en los caminos.
Solo, por las calles de Buenos Aires.
Sin tu testigo, no sé a todo que veo.
Súbito percibo que sin los ojos tuyos
mis ojos, son ojos ciegos.
Ojos que miran sin certeza a todo lo que miran.
Las calles en esta ciudad mi enseñan,
mi ayudan a entender que yo soy un ciego.
Yo soy un ciego, sin la luz de los ojos tuyos.
En una esquina bailase tango en la calle.
Yo soy las manos fuertes del bailarín
Que apresan la mujer con pasión.
Ella todavía no le correspondí.
Ella es como si fuera en verdad, tu.
Como si fuera tuya ausencia que siento tanto.
Asiento para un cafecito en un sitio hermoso y calmo
Y la silla delante de mi, si mantiene vacía. Sin ti.
El café, en mío paladar, tiene un gusto amargo y fuerte.
Mi corazón también.
En la librería, tantos títulos. Tantos que ti caerían bien.
Otros, son los míos, buscados a mucho.
Haceme falta, todavía, tu testimonio,
para compartir mi gusto pelo logro de encontrarlos.
También me haces falta para que yo pueda regalarte
con todos aquellos, por los cuales tus ojos brillan.
Yo camino solo por las calles de Buenos Aires.
Y todo mi invita a una nostalgia de tuya presencia.
Tuya presencia, tu que nunca estuviera acá.
Todo invita a una dulce melancolía
que se hace placer inmenso para los amantes.
Para los que tienen a quién amar
Y tienen la persona amada para asistir y contemplar.
Todo eso, que esa ciudad ilumina,
en la sensibilidad amorosa de las personas,
es para mi, malsonante, como si fuera una condenación.
Yo, el que camino solo, por la calles de Buenos Aires,
tengo un apretón en el pecho, una voluntad fuerte de llorar
De volver en el tiempo, de buscarla, amor perdido,
De traerla de vuelta para mi vida.
De hacerla compañía, compañera,
En uno recorrido por la calles de todas las ciudades del mondo.
De todas las ciudades conocidas e desconocidas.
De todas las ciudades en que ya estuve o que algún día estaré.
Siempre de manos dadas con usted.
Siempre mirando a todo, con los ojos comunes, los tuyos y los míos.